Publicado en El Surco Nº34, abril 2012
Por Eduardo Godoy
“Ni Dios, ni ley, ni patria Cada hombre sea un Ejército Nadie obedezca a nadie Ni altares, ni sanciones, ni banderas Que no encuentren los esclavos Donde atarse (…)”
Verso recitado por Catalina Solís Gutiérrez, 90 años (2012) Hija de Osvaldo Solís Soto.
A María Irene, Luis y Catalina.

Osvaldo Solís Soto (¿? – † 1932, Osorno)
La muerte de Osvaldo Evaristo Solís Soto es difusa, fortuita, “accidental” (parafraseando a Darío Fó), como su vida, como su legado histórico. A partir de este acontecimiento trágico, Solís entra disruptivamente a la historia desde donde se entre-abren indistintas aristas, que permiten no sólo reconstruir su paso por este mundo, sino también, el de sus compañeros de ruta, de ideas anarquistas. Su historia de lucha es parte de una historia mayor, compleja, diversa y rica en individualidades, en retazos de historia. Es la historia de una organización, la Confederación General de Trabajadores (C.G.T.), de orientación anarco-sindicalista, creada en 1931 en la región chilena (adherida a la A.I.T.). Es la historia de la C.G.T., y su sección de Osorno, en el sur lluvioso, frío y gris. Es la historia de los anarquistas de Osorno, por tanto su historia -la de Solís- es “nuestra” historia. Es la historia del anarquismo en Chile, indeleble, inmutable, a pesar del transcurrir del tiempo que todo lo desgasta y lo hace in-aprehensible. Su estela (contenida en unas cuantas fotos, su tumba y en la historia oral de su familia) es “nuestro” legado, único legado, pues su alevoso asesinato trasmutó en ardor libertario, en antorcha libertaria. Y es que Solís -como muchos otros- murió defendiendo a la libertad, gritando desgarradoramente, libertad. Sigue leyendo →