La innovación no pasa ya por los partidos, los sindicatos, las burocracias, la política. Ella depende ahora de una preocupación individual, moral. No se pide ya a la teoría política que nos diga lo que debemos hacer, no necesitamos tutores. El cambio es ideológico y profundo.. (M. Foucault, 1978)
¿Deberíamos alegrarnos? ¡Sí, por supuesto! Porque, patriotismo de campanario aparte, lo que es bueno para el anarquismo también es bueno para todas las personas que, habiendo oído hablar de anarquismo o no, sabiendo o no lo que significa y compartiendo o no sus principios, sufren en sus carnes la dominación y la explotación y, en algunos casos, acarician sueños de revueltas y de insumisión. Salpicar con un poco más de anarquismo la realidad social y política no puede sino contrariar la buena marcha de la opresión y de la injusticia.»
Así parte el texto del militante historico del anarquismo español Tomas Ibañez (1944), Hijo del exilio en Francia, comenzó su andadura política en los grupos juveniles anarquistas franceses y de jóvenes exiliados españoles. Desde principios de los sesenta hasta inicios de los ochenta, volcó sus energías en la construcción de organizaciones libertarias, la lucha antifranquista y la reconstrucción de la CNT en 1976.
Ibáñez analiza el resurgimiento del anarquismo en el siglo XXI, y cómo este ha impregnado las luchas de los movimientos sociales, desde el 15M a la expansión de los centros sociales autogestionados, las cooperativas de consumo y las redes de economía alternativa. Alerta de los peligros que deben afrontar estos movimientos en el paso a la lucha por la vía electoral que algunos de estos ya preparan.
Leer más sobre Tomas Ibañez en esta entrevista de La marea.
Recomendamos el articulo: Imprecación a Los guardianes del portal: El renacer del anarquismo y su renovación.
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Crítica de un compañero que hizo en fb.
«Este libro presenta dos criticas principales al «anarquismo clasico»: La primera es el «descubrimiento» de que el sujeto que el anarquismo pretende emancipar no sería un ser autónomo, sino un ser ya moldeado y constituido por relaciones de poder. Esa crítica no puede ser mas desacertada, ya desde Proudhon y continuando en Bakunin el anarquismo afirma una y otra vez que el individuo es fruto e hijo de la sociedad, que está moldeado por la sociedad, por relaciones sociales. Es mas, me atrevería a decir que esa es una de las tesis fundamentales del anarquismo.
Luego proclama la próblematica de que el sujeto encargado de llevar a cabo la emancipación era el proletariado. Eso es una crítica que le calza muy bien al marxismo, pero en el anarquismo el sujeto llamado a hacer la revolución es cualquiera, eso también está claro desde Proudhon en adelante. Desclasados, campesinos, burgueses que dejan su clase, el anarquismo admite a cualquiera como sujeto revolucionario y desde sus comienzos.
Continua con este otro «descubrimiento»: «luchar contra el Estado consiste también en cambiar las cosas «abajo», en las prácticas locales, diversas y situadas, allí donde el poder adquiere parte de sus atributos». Según este autor el anarquismo clásico ignora esto. Disculpen pero este último argumento ni me voy a molestar en refutarlo.
Estos tres extremademente débiles argumentos son todas las críticas que presenta al anarquismo clásico.
El vocabulario, el palabrerío excesivo falto de contenido real, la obsesión foucaltiana de querer utilizar la palabra poder constantemente y a la vez quitarle el significado histórico que tiene en los textos anarquistas nos remiten claramente a los claustros universitarios, es más, casi todas las referencias que hace el autor son de universitarios estadounidenses.
De sus palabras se desprende el poco conocimiento y entendimiento que los autores (en su gran mayoría universitarios norteamericanos) tienen de los escritores clásicos anarquistas y a la vez la arrogancia marxista de críticar algo sin haberse tomado la molestia de entenderlo, casi de leerlo diría.
Mas allá de lo desacertado de la crítica, lo que no se entiende de este tipo de textos es cuál es la contribución, qué tiene para aportar, además de discuciones inconducentes sobre las distintas acepciones de la palabra poder.
Según el autor la virtud del posanarquismo es acercar al anarquismo a diferentes prácticas de lucha, como por ejemplo el zapatismo. Ningún anarquista que yo sepa ha negado ciertos puntos de contacto entre las prácticas zapatistas y anarquistas, pero en cambio yo me pregunto: ¿Qué hecho concreto ha realizado el posanarquismo para acercar al vetusto anarquismo al zapatismo? No busco mas palabrerío. Hechos. Datos concretos, ¿cuándo, cómo ocurrió, dónde fue que el posanarquismo nos ha acercado al zapatismo? ¿Cuál es el mérito del Este libro presenta dos criticas principales al «anarquismo clasico»: La primera es el «descubrimiento» de que el sujeto que el anarquismo pretende emancipar no sería un ser autónomo, sino un ser ya moldeado y constituido por relaciones de poder. Esa crítica no puede ser mas desacertada, ya desde Proudhon y continuando en Bakunin el anarquismo afirma una y otra vez que el individuo es fruto e hijo de la sociedad, que está moldeado por la sociedad, por relaciones sociales. Es mas, me atrevería a decir que esa es una de las tesis fundamentales del anarquismo.
Luego proclama la próblematica de que el sujeto encargado de llevar a cabo la emancipación era el proletariado. Eso es una crítica que le calza muy bien al marxismo, pero en el anarquismo el sujeto llamado a hacer la revolución es cualquiera, eso también está claro desde Proudhon en adelante. Desclasados, campesinos, burgueses que dejan su clase, el anarquismo admite a cualquiera como sujeto revolucionario y desde sus comienzos.
Continua con este otro «descubrimiento»: «luchar contra el Estado consiste también en cambiar las cosas «abajo», en las prácticas locales, diversas y situadas, allí donde el poder adquiere parte de sus atributos». Según este autor el anarquismo clásico ignora esto. Disculpen pero este último argumento ni me voy a molestar en refutarlo.
Estos tres extremademente débiles argumentos son todas las críticas que presenta al anarquismo clásico.
El vocabulario, el palabrerío excesivo falto de contenido real, la obsesión foucaltiana de querer utilizar la palabra poder constantemente y a la vez quitarle el significado histórico que tiene en los textos anarquistas nos remiten claramente a los claustros universitarios, es más, casi todas las referencias que hace el autor son de universitarios estadounidenses.
De sus palabras se desprende el poco conocimiento y entendimiento que los autores (en su gran mayoría universitarios norteamericanos) tienen de los escritores clásicos anarquistas y a la vez la arrogancia marxista de críticar algo sin haberse tomado la molestia de entenderlo, casi de leerlo diría.
Mas allá de lo desacertado de la crítica, lo que no se entiende de este tipo de textos es cuál es la contribución, qué tiene para aportar, además de discuciones inconducentes sobre las distintas acepciones de la palabra poder.
Según el autor la virtud del posanarquismo es acercar al anarquismo a diferentes prácticas de lucha, como por ejemplo el zapatismo. Ningún anarquista que yo sepa ha negado ciertos puntos de contacto entre las prácticas zapatistas y anarquistas, pero en cambio yo me pregunto: ¿Qué hecho concreto ha realizado el posanarquismo para acercar al vetusto anarquismo al zapatismo? No busco mas palabrerío. Hechos. Datos concretos, ¿cuándo, cómo ocurrió, dónde fue que el posanarquismo nos ha acercado al zapatismo? ¿Cuál es el mérito del posanarquismo además de afirmar obviedades y presentarles como novedades?posanarquismo además de afirmar obviedades y presentarles como novedades?»
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