Extracto del texto de Manuel Lagos “’Viva la Anarquía’: Sociabilidad, vida y prácticas culturales anarquistas.
Santiago, Valparaíso, 1890 1927”,
Cuarta Parte: La utilización del tiempo libre,
Capitulo 1: Paseos capestres y la vida al aire libre,
4.Incorporación del fútbol, paginas 560 – 564

La foto es de los peloteros de la anarcosindicalista Federación de Obreros de Imprenta. Años treinta. (agradecemos a V. Muñoz por compartir la foto)
La incorporación del fútbol resulta un tanto extraño si nos remitimos a que los anarquistas tenían un discurso contrario a este deporte calificándole dentro de los vicios burgueses y actividades poco constructivas para la emancipación de los obreros. Especialmente, era atacado el boxeo, el cual era visto como un “Culto de la animalidad” tras el cual los jóvenes se entregan pensando en ganar “en diez minutos lo que puede ganar un obrero en diez años”. Y no se requiere tener más que la fuerza del toro, la agilidad del tigre, la ferocidad del lobo, la resistencia de un paquidermo y la imbecilidad de un asno, para recibir después de unos cuantos mordiscos y zarpazos, miles de pesos y el aplauso de miles de enfermos.
Cuanto más animal sea el boxeador, tanto más tiene posibilidades de surgir. No necesita de ninguna inteligencia, de ninguna idea. La cabeza ojala fuera para ellos un adoquín en donde se rompieran todos los puños… (1) A pesar de que el fútbol, en comparación con pasatiempos con el boxeo era mucho menos violento, igualmente era criticado por los anarquistas, señalando que iba degenerando de su real objetivo, que era la vida sana y el culto del cuerpo. Como se señalaría en El Surco hacia 1918, “este juego llevado a la práctica como medio del desarrollo físico y de destreza de los individuos ha ido degenerando de tal manera que lejos de ser un ejercicio saludable y necesario es un juego que da margen al desarrollo de los instintos bestiales de sus partidarios convirtiéndolo en objeto de brutalidad ha perdido su primitivo origen, se ha metamorfoseado sirviendo hoy más bien que al desarrollo físico para atrofiar cerebros y castrar iniciativas ya no es la destreza ni la agilidad la que se pone en práctica sino la fuerza, la brutalidad llegando al extremo de quebrarse las piernas, romperse la cabeza, quebrarse los dientes en suma, en suma, una perversión total”
Pero eso no era todo. Según los anarquistas, “los interesados en mantener la explotación capitalista son sus más ardientes partidarios, iniciadores, pues con ello logran embrutecer a la juventud, retraer la atención de cosas más útiles enviciándolos en tal grado que sería perder tiempo hablarles de otras cosas que no se relacionen con el juego de la pelota, pues no entienden, ni siquiera escuchan, al que les dirige la palabra para que reflexionen sobre su situación, sobre el porvenir que les depara, no les importa nada estando en el club con el administrador, con el capataz o el sayón, ellos están conformes, se sienten felices aunque el látigo de la explotación y de la tiranía flagele sus carnes y vierta sangre” (2)
Con ello, ¿cómo explicamos su incorporación en estos ámbitos?. En primer lugar, debemos entender que el fútbol era una realidad en los sectores populares ya a comienzos del siglo XX, practicándose espontáneamente por éstos, naciendo incluso algunos clubes populares.
Seguramente se acuerdo a ello, ya en el marco de las mancomunales, existían estos clubes, amparados por las organizaciones obreras. En la Mancomunal de Valparaíso, por ejemplo, hacia 1905, se practicaba el fútbol, constituyendo los obreros, su propio equipo. Con el tiempo, las sociedades obreras integrarían esta forma de recreación, masificándose en el seno de los sectores populares.
En el desfile del 1ª de mayo en el puerto era frecuente encontrar nombres de estos clubes, al menos desde 1907 en adelante. Así por ejemplo, en el 1ª de Mayo de 1907 en Valparaíso, entre otras entidades, desfilaría el Royal Fútbol Club, entidad formada en el seno de la Mancomunal de esa ciudad. (3)
Para ese mismo año, encontramos este aviso en un periódico demócrata de Viña del Mar: “Hoi a las 7,30 pm se reunirán en el salón de la Federación Mancomunal de Viña del Mar, calle Valparaíso nª 12, los delegados de los obreros de football de la localidad con el objeto de formar una Asociación obrera de Football. Aplaudimos la determinación de nuestros compañeros y nos ponemos a disposición de todos quieran todo aquello crea conveniente” (4)
Los anarquistas, sin embargo, serían mucho más reacios a esta forma de recreación y durante todo el periodo en estudio manifestaron su repudio a esta práctica, “brutalidad” que sólo restaba fuerzas a la “organización de resistencia” y al estudio.
Sin embargo, y tal cual ocurriría con el baile, la masificación de la Idea en los distintos ámbitos obreros, llevaría a una distorsión del paradigma de recreación ideal planteado por los anarquistas, y en definitiva, la integración de grandes segmentos obreros en el marco del anarcosindicalismo, llevaría consigo también la integración de algunas de sus formas de diversión y recreación, entre, el fútbol.
Si bien no hay indicios de que elementos anarquistas fundaran algún centro “cultural y deportivo” –y menos aún “Deportivo”- si los hay respecto de la integración de este deporte, al menos en los paseos campestres, como ya se ha visto.
Sin duda quienes lo practicaban no eran los anarquistas militantes más doctrinarios y comprometidos, sino más bien simpatizantes o invitados a los paseos. Pero el hecho no es menor, tratándose un espacio de sociabilidad anarquista, y de tan marcada identidad e intimidad, como lo eran los paseos campestres.
Algo similar ocurría por entonces en los paseos de los socialistas. También se practicaba el Fútbol. Los socialistas veían en el deporte no sólo una pérdida de tiempo, sí se criticaban “ciertos deportes que no lo son”. “Inculcar en nuestra juventud el amor al deporte –decía un artículo de El Socialista, hacia 1915-, al aire libre, al agua, en fin, el amor a todo aquello que es solo obra de la naturaleza; hé ahí una buena i saludable tarea, cultivando con entusiasmo el remo, la natación, el fútbol, las caminatas, obtendremos una fácil victoria sobre la humana miseria física, y habremos dado al trabajo una pléyade de hombres vigorosos y sanos”
El deporte, como la moralidad, son cosas que todos deben propagar y respetar, atacándolo no se hace obra progresista sino disolvente”. Se ataca, no obstante, “deportes que no lo son”, “ni física ni moralmente”, como “el tiro al blanco”, cuyos beneficios eran “nulos” (5)
Los anarquistas podían estar de acuerdo con ello, sobre todo en lo que se refiere a los deportes “que no lo son”, y que por el contrario, inculcaba valores militaristas, pero enfatizaban muchos más la vida sana, y la vitalidad humana por sobre la formación de cuerpos sanos para servir de productores, de las riquezas de los capitalistas. Como veremos, varios anarquistas se guiaban por las ideas neomalthusianas (6)
Si nos remitimos a los Consejos de la FOCH, hacia 1921, ya proliferaban en estos sindicatos –y en sus centrosculturales- una serie de equipos improvisados de fútbol y hasta clubes deportivos. Así por ejemplo, Aurora Roja football Club, de la sección de jaboneros y veleros (al parecer de San Antonio); Centro cultural y Deportivo El Alba (desde 1921, que de “Centro Cultural” solamente, había derivado a Centro “Cultural y Deportivo”). Otros equipos nacidos por entonces, El Internacional, formado al parecer entre los obreros de la construcción. (7) Entre los distintos clubes pertenecientes a las organizaciones obreras, se organizaban campeonatos. Así por ejemplo, hacia abril de 1922, encontramos este aviso en la Federación Obrera, bajo el título de “Campeonato de foot-ball”:
“Todos los clubes organizados en los Consejos de la FOCH, en este campeonato se disputaran una copa de plata, obsequiada por el Consejo Nª 1 de Puente Alto a la Junta Provincial, y medallas de plata. El producto de este torneo será 50% para los niños del carbón y 50% para la Junta Provincial, destinado a cancelar la cuota de la Imprenta” (8)
Sin duda en las sociedades de Resistencia, y demás sindicatos en general, se experimentaba algo similar, pues esto no se trataba en absoluto de una política de la FOCH, sino, por el contrario, al igual que los anarquistas, los dirigentes no veían con buenos ojos esta proliferación. Sin embargo, ésta se daba de hecho, y frente a eso, pocos tuvieron la claridad necesaria para aprovechar en beneficio de la propaganda –llámese anarquista o fochista- esta germinación de espacios deportivos.
Quien sí la tuvo, fue Castor Vilarín, de la FOCH. Este destacado dirigente de los electricistas plantearía incluso fundar, hacia octubre de 1922, una Federación Deportiva Roja.
Escribía en La Federación Obrera por entonces Castor Vilarín, bajo el título de “Organización Deportiva”:
“Otra de las tácticas adoptadas por los capitalistas para alejar a los obreros de los sindicatos es la fundación de Clubs de Deportes, bajo su patrocinio.
Los obreros por su parte han facilitado esta obra, declarando que la práctica de deportes es contrarrevolucionaria y perjudicial para nuestros ideales, ya que distrae la atención de los trabajadores de las labores sindicales.
En esto se ha cometido un profundo error.
Queremos alejarnos de la taberna, del prostíbulo, de los hipódromos, necesitamos otras diversiones, no podemos exigir a todos nuestros compañeros que dediquen todas sus horas de ocio al estudio. El organismo necesita tonificarse, los músculos necesitan ejercicios,todos los organismos necesitan de ello.
Entonces, ¿qué debemos hacer? Muy sencillo: fundar en cada provincia la “Federación Deportiva Roja”, que comprenda la práctica de todos los deportes y que ella esté rejida por los estatutos obrero-sindical.
Sólo debemos excluir a aquellos deportes que vayan en contra de la dignidad humana o en desmedro de la raza. El pedestrismo, el ciclismo, el fútbol, el excursionismo y otros tantos deportes nos facilitarán mil oportunidades para hacer obra de propaganda revolucionaria.
No cabe duda que muchos compañeros demasiado intransigentes se opondrán a la realización de estas ideas, pero la práctica nos convencerá de lo contrario.
Hay muchos Consejos en que existen Clubes de Deportes, y que viven aisladamente, sin desarrollar en muchos casos obra útil.
La labor de efectuar sería unificación de estos organismos en cada provincia en una Federación Deportiva Roja, con estatutos a base de la carta orgánica de la FOCH.
A los que se opongan a estas ideas es fácil decirles que en muchos Consejos existen centros de baile o filarmónicas en donde nada avanzan los trabajadores y si empiezan a tomar el camino del vicio.Muchos dirán, ¿y las mujeres, dónde se divierten? Ellas también pueden formar sus organismo deportivos y este sería un aliciente para rescatarlas del centro de baile” (9)
¿Cómo interpretar todo esto? ¿expresión de un acercamiento a la cultura popular? ¿acaso era la consecuencia lógica de la utilización de un discurso –de un modelo de ocupación del tiempo libre- demasiado estrecho, por sobre la cultura y aficiones populares? ¿eran manifestaciones del agotamiento de un modelo de ocupación del tiempo libre?
Esta iniciativa al parecer no daría frutos, sería ahogada al nacer, y poco después Vilarín sería expulsado de la Federación Obrera tras sus desavenencias con Recabarren. Sin embargo, los clubes populares seguían germinando. Si comparamos este caso, con lo que se daba por entonces en Argentina, tenemos que hacia 1924 el Partido Comunista sí lograría fundar la Federación Deportiva Obrera, que llegó a reunir en sus más de 6 años de funcionamiento a más de 60 clubes obreros a nivel nacional, movilizando a su alrededor a una importante cantidad de jóvenes a quienes intentaba guiar en una nueva práctica deportiva, diferente y opuesta a la burguesía (10)
Al respecto, el dirigente comunista Pedro Chiarante señalaba:
«Muchos desconocen que los grandes clubes de fútbol fueron fundados por jóvenes trabajadores, algunos militantes del Partido Socialista, o por sus amigos ganados por esas ideas, y también por anarquistas que luego se afiliaron al Partido Comunista. Lo mismo sucedió con las bibliotecas populares, o clubes culturales. Argentinos Juniors, por ejemplo, es el resultado de la fusión de dos clubes muy modestos de La Paternal, que se llamaban Mártires de Chicago y 1° de Mayo. Sus nombres son bastante claros (…). De la misma manera, el núcleo fundador de Huracán estaba influido por jóvenes que tenían ideas socialistas y anarquistas» (11)
Sin embargo, y a pesar de ello, poco a poco, esta expresión de la cultura popular se iría incorporando en la sociabilidad obrera.
Debemos señalar, que, a diferencia de los fochistas, los anarquistas mantuvieron un discurso anti-fútbol a lo largo de todo el periodo, y sin duda, si se practicaba en los marcos de algunos paseos campestres, ello era seguro que no era por parte de los militantes más comprometidos, sino por simpatizantes, e invitados que participaban de estos paseos
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Siguiendo el modelo propuesto por Agulhon, en relación a que claramente, el modelo de sociabilidad adoptado por las sociedades obreras fue el instructivo y cultural, y no el lúdico, podemos señalar que poco a poco, entonces, este último iría irrumpiendo en las sociedades obreras, y con ello también, en sus formas de ocupación del tiempo libre. (12)
En otras palabras, el modelo de cultura y recreación original adoptado por el mundo obrero fue incorporando nuevas facetas, se nutrió de nuevos elementos, ya no predominando solamente la parte que dice relación con la “cultura e instrucción”, sino que en algunos casos, predominaba la “recreación”, por la vertiente lúdica.
Bibliografía:
(1) El Sembrador, 27 febrero 1926
(2) El Surco, Iquique, mayo 1° de 1918
(3) El Chileno, 2 de mayo de 1907
(4) La Defensa, Viña del Mar, 23 mayo de 1907
(5) El Socialista, 9 de octubre de 1915
(6) ver cap. reforma sexual
(7) ver La Federación Obrera, diciembre 1922: nombra varios centros a la vez culturales y deportivos
(8) La Federación Obrera, 14 abril 1922: campeonato de foot-ball
(9) La Federación Obrera, 20 octubre de 1922
(10) ver Mateu, Cristina: «Política e Ideología de la Federación Deportiva Obrera 1924-1929», en: P. Alabarces, R. Di Giano y J Frydenberg (compiladores), Deporte y Sociedad, Buenos Aires, EUDEBA, 1998, pp. 67-86
(11) Pedro Chiaranti: Memorias. Buenos Aires y el movimiento obrero desde principio de siglo, Buenos Aires, Fundamentos, 1976, pp. 26-27 ver: Clase Obrera, op. cit.; Jean-Louis Guereña, “Una aproximación a la sociabilidad popular: el caso de Asturias bajo la Restauración (1875-1900)” en Estudios de Historia Social, 50-51, julio-diciembre 1989, pp. 201-202.