La siguiente reflexión es una respuesta a una columna super emotiva, de Richard Sandoval que fue publicada en el Desconcierto llamada: «Si cada persona que lee esto convence a otro para que vaya a votar, todo puede cambiar«. Recomendamos leer la columna anterior para entender la visión del siguiente texto.

“El sistema representativo, lejos de ser una garantía para el pueblo, propicia y garantiza, por el contrario, la existencia permanente de una aristocracia gubernamental que actúa contra el pueblo”
Mijaíl Bakunin
«La democracia liberal acarrea, en suma, una agresión en toda regla contra todo tipo de organización alternativa, horizontal e igualitaria. De resultas, niega palmariamente la diversidad y procura cancelar por completo la posibilidad de buscar otros horizontes.»
Carlos Taibo, Repensar la anarquía
Que texto tan bien escrito y emocionante, aún así creo que que peca de ingenuidad. Además de tener poca visión historica. En resumen, una columna tipica de Sandoval, bien escrita, emocionante, pero que sus argumentos son eso, emoción.
En él se propone que los cambios se hacen votando, cuando nosotros no hacemos más allá que eso, votar por un representante. Ahora ¿que pasa si aquel representante cambia de postura? ¿Que pasa si miente? ¿Que pasa si ese candidato es cooptado por el poder económico lentamente y no nos damos cuenta? ¿Que pasa si ese «representante» no cumple todo lo que promete por que tiene que negociar con otros? En ese sentido los cambios son extremadamente lentos por un asunto sustancia, se apela al Estado que este haga los cambios y no los involucrados de los problemas. Se da el cargo a que «representantes», el Estado u otros hagan el trabajo que nosotros tenemos que hacer.
Si bien, un candidato social-democrata, es mejor que alguien de derecha, se sigue delegando una y otra vez la voluntad individual y colectiva de las personas a un agente externo de nosotrxs haga lo que nosotrxs tenemos que hacer. Por ejemplo: Si queremos leer un libro y es muy caro, es preferible robarlo o piratearlo antes que esperar que un burócrata regule el precio de los libros. Si queremos educación es preferible que nos eduquemos nosotrs mismos, con nuestrxs medios. Como lo hacían los obreros a comienzos del Siglo pasado, haciendo escuelas nocturnas, creaban grupos de estudios, hacían discusiones (otra cosa es querer tener título universitario, que ahí la gratuidad pasa por un cambio institucional).
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