Ocuparse del problema social y olvidar los estragos y la repercusión de este terrible azote social que son los celos sexuales en la humanidad, me parece un ilogismo.
He aquí varias razones en apoyo de esta opinión:
1° Los celos causan, un año con otro, de mil a mil doscientas víctimas en Francia [N. del E. el texto fué públicado en 1935]. Esta cifra no concierne, claro está, más que a los dramas y a los estragos de los celos conocidos públicamente. Si la proporción es la misma fuera de Francia, son de 40 a 50.000 víctimas las que este aspecto de la locura inmolaría anualmente.
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2° Hay que considerar los medios a que recurren los celosos para saciar su furor. Se asesina por los celos sexuales, sirviéndose de tijeras, puñales, limas, estiletes, cuchillos de diversas clases, martillos, hachas, hachuelas, cuchillas, cortafríos, trinchetes, navajas de afeitar, flechas, navajas diversas, hoces, machetes, sables, revólveres, ametralladoras, fusiles, etc. Para matar, y matarse, los celosos recurren al envenenamiento, a la defenestración, al ahorcamiento, a la inmersión, a la estrangulación, al escalamiento, etc. Emparedan, calcinan, cortan en trozos, crucifican. La extracción de los ojos, el arrancamiento de la nariz, de las orejas, la ablación de las pares sexuales y de los pechos, y también otras mutilaciones, figuran en el catálogo de los suplicios infligidos a los seres que los celosos pretenden amar con un amor sin rival. No hablo aquí de las denuncias a la justicia. Las cárceles centrales están llenas de pobres pelafustanes proporcionados por celosos de uno y otro sexo. (Si alguien me acusara de exagerar en cuanto a la variedad de los medios puestos en acción para vengarse, le remitiría a un estudio profundo de la sección de los gramas pasionales en los periódicos de Francia y del extranjero).
3° los gestos de usurpación o los crímenes a los cuales llevan los celos que necesitan la intervención de la justicia y el juego de las sanciones penales, esos actos fortalecen las instituciones autoritarias y estrechan más las mallas del contrato social impuesto (1). Sigue leyendo