El Miedo a los Anarcos:
Bomba en el convento de los Carmelitas Descalzos ¿Montaje o terrorismo?
(1911-1912)*
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¿No es el anarquismo una asociación fundada
en con el objeto de atentar contra el orden social,
contra las buenas costumbres,
contra las personas y las propiedades?
Entonces, ¿por qué no se persigue al anarquismo?
José Tomas Guzmán Bezanilla,
El anarquismo i la lei, Santiago, 1913, Pág. 17
La accidentada historia de el anarquismo en Chile nos entrega muchas alternativas para recuperar parte de su memoria; ciertamente, no son pocos los baches que se han cruzado en el camino de la tendencia ácrata en nuestras tierras, sólo es cosa de revisar algunos estudios muy generales sobre el movimiento libertario para darse cuenta que en cada fundación, persecución o deceso existe una gran historia que contar. Mayormente nos encontramos frente a dolorosas derrotas, pero afortunadamente el anarquismo como movimiento social histórico escapa de la lógica del triunfalismo, lo que nos permite aproximarnos libremente a él, sin el temor a no representar un aporte en la reconstrucción de su memoria.
Se podrá decir que el tema de las persecuciones y las olas represivas son muy reiterativos, y en parte es cierto, pero no podemos olvidar que cada golpe dado por el Estado ha sido distinto, si bien, en el fondo siempre han buscado lo mismo, es decir, hacer desaparecer la tendencia anárquica del vasto escenario social, en la forma se han desarrollado los acontecimiento de manera diferente, por lo tanto, cada recreación del pasado libertario constituye una nueva fuente de aprendizaje, que por estos días nos hace tanta falta.
Además, es necesario hacer hincapié en que, como en la mayoría de los estudios realizados en esta sección, el tema desarrollado tiene algún grado de actualidad, en este caso la persecución de luchadores sociales sin verdaderas pruebas para su inculpación. La bomba contra el convento de los carmelitas descalzos, gatilló una ola de allanamientos, prisiones injustificadas y persecuciones personalizadas, al igual como pasa hoy, auque bajo contextos y condiciones bastante diferentes.
Repliegue y rearme del anarquismo
Las balas que atravesaron a miles de trabajadores en el epicentro de la ciudad de Iquique en diciembre de 1907, no sólo provocaron un gran impacto y dolor en el mundo obrero de aquel entonces, sino que también, provocaron un largo repliegue del proletariado nacional en sus luchas sociales y reivindicaciones laborales. Esta situación afectaría principalmente a quienes defendían las tácticas de organización y acción frontales contra el Estado y los patrones.
El anarquismo sufrió un duro revés tras estos acontecimientos, ya que la campaña represiva y de amedrentación social impulsada por el gobierno surtía los efectos esperados. Mientras las organizaciones de resistencia perdían cada vez más adherentes, dada su insistencia interminable con los métodos de acción directa, las asociaciones mutuales y de tendencia reformista por su parte, se tomaban el quehacer de la política obrera.
Al iniciarse el segundo decenio del siglo XX, las organizaciones de carácter ácrata tuvieron una presencia muy pequeña en el país; los anarcos no fueron capaces de reponerse fácilmente de las matanzas indiscriminadas de obreros, principalmente, porque fueron acusados por la prensa burguesa de ser los instigadores de los movimientos reivindicativos más violentos, y por lo tanto, culpados en los hechos por la idiotizada “opinión pública”.
A pesar de esto, en 1909 con motivo del asesinato de Francisco Ferrer i Guardia en España, los reagrupados anarcos chilenos convocaron un numeroso mitin en el centro de la ciudad de Santiago para protestar por el inesperado deceso del educador libertario. Ferrer i Guardia había sido acusado de conspiración contra el Estado español, procesado por ese delito y condenado a muerte por la justicia de ese país. El 13 de octubre de ese año el fundador de la famosa Escuela Moderna era ejecutado en los fosos del castillo de Montjuic. Los anarquistas locales, enterados de estos acontecimientos, durante el mismo mes de octubre hicieron efectiva la reunión pública en su nombre que logró convocar a “centenares de obreros” en la plaza Vicuña Mackenna, en ella según relata Guzmán Bezanilla: “lanzaron mordaces gritos y prolongadas silbatinas contra el regimiento Buin que pasaba por allí”1.